jueves, 11 de enero de 2024

La culpa es yo

"La Culpa es yo". En su momento, la frasecita de Diego, Fiti y compañía en la mítica serie Los Serrano, chirriaba (tal vez sintácticamente hablando, que se noten las horas de estudio) y sobre todo sonaba a chiste o a gracieta absurda de estos personajes. Sin embargo hoy me viene rondando la cabeza tal vez porque dentro de mi mundo incierto le saco punta y le encuentro sitio y aplicación directa. 

Cuántas veces escuchamos, o nos decimos, la culpa no existe. Llamémosla responsabilidad, llamémosla vergüenza, digámosle miedo social… o definámosla como un producto más de la autoexigencia. 

Porque claro queremos, - o quiero-, controlarlo todo; quiero estirar nuestro tiempo y hacerlo todo bien, como se espera, - y como espero- , estar siempre presente y que nada cambie, que los que están cerca – los míos- estén bien en todo, bien atendidos  y bien cuidados por mí, en casa o fuera, en todos los aspectos del día a día… Pero claro, en volviendo a lo incierto, no sólo tengo, - necesito- llegar a todo sino llegar a mí y tener tiempo y cabeza para “ponerme en orden” (concentrarme, estudiar en mi caso hoy El Lazarillo o El Quijote, casi ná'; revisar las ofertas de empleo; los malditos cursos de actualización…). Llegan ahora los “y si…”: y si no llego a todo, dudo qué estoy haciendo o si voy realmente a  conseguir mejorarlo,  y si algo falla por h o por b, porque estoy agotada, porque los días por más que quiera no tienen 25 horas al menos…  pues entonces vuelvo al “Catapún, ¡patas arriba!”

Sí, culpable. Lo soy, lo reconozco. Caigo en la trampa de la autoexigencia que diría Cirujana Emocional, y agota por más café que me tome. Porque  ahí está “la culpa es yo”, está en mí, no en nadie más, ni en los míos ni en los de más allá.  La culpa es yo igual que la felicidad está en una misma nos lleva a la misma salida para aliviarnos: cambiar el chip que decimos en lo coloquial (ahí, repaso de Lengua oye) o más algo que no sé como se hace pero suena muy bien “gestionar el yo” por no decir, a lo Fiti y sin paños calientes “cambiar el yo” o …  

                                                                              ¡A la mierda! que diría aquel...       

                                                  (también las cien palabras, que ya me pasé otra vez...)

martes, 9 de enero de 2024

Bienvenido, tiempo incierto!


¡Patas arriba, esto es un atraco!- gritaron desde la puerta, preparando la patada.
Y  a mano armada y yo...- contesté perdiendo fuerza para pararlos.

Y yo... - ahora sí- 
                             con el pecho al descubierto, colgada cabeza abajo durante este tiempo incierto.


Bienvenidos pues a mi tiempo incierto. Abro aquí una  nueva ventana  a la blogosfera, tal vez sea por muchas de las cosas que dicen o escucho últimamente no sé si de mí misma incluso. 
(Abro guiones)
- Una siempre vuelve adonde fue feliz... y yo con mis blogs, en aquellos momentos en que emergían con fuerza sencillamente lo fui. Que sí, sí ya sé, aquello fue la "prehistoria" ante la "vorágine  socialmedia" y vida de infarto que llevamos y yo necesitando "actualizarme". Catapún, patas arriba! 
- Escribir para sanar y yo hubo tiempo en que escribía hasta poesía por desahogo (y no lo hacía mal, oye). Claro, la escritura terapeútica y que yo abandoné pintando para casi lo mismo, y ahora  catapún": patas arriba...
Situación actual, muchos frentes abiertos: periodista en paro (tras 16 años anquilosada en el Clipping), intentando opositar para profesora de Lengua y Literatura (tras 13 años sin hacerlo, sin tenerlas todas conmigo, actualización educativa urgente), haciendo cursos actualizadores, sobrellevando la maternidad (y lo que conlleva para una el "puto instinto") con dos niños que son un amor pero demasiado inquietos e intensos... Sí siempre he sido bastante activa, siempre he salido airosa ante mil cosas, proyectos, situaciones, trabajos. cursos, etc. en los que me he metido, pero creo que no me sentía tan agotada como ahora, tan sin sentido, tan "inservible"... Ay serán los 40... Sí, aquí también: catapún, patas arriba
- Sentirse sola entre la gente y en el proceso. Ya se va leyendo aquí: se aglutinan demasiados sentimientos encontrados, demasiadas dudas, demasiados interrogantes, incertidumbres internas que.. que me aburren hasta mí, así que sí tal vez esté bien irlo soltando por aquí sin necesidad de aburrir a los muchos y muchas que están a mi lado, con sus vidas, pero pendientes de cómo lo llevo... ( sí, soy afortunada y mucho, lo sé... ya me veis, ando muy perdida pero,  lo sabéis: gracias). 
... 
- Catapún, chimpún: una tarde tonta la tiene cualquiera. 
(Cierro guiones) 

Sea como sea, lo cierto es que, - como comprenderéis queridos lectores-,  en este tiempo incierto y su paradoja todo está por definir: no sé si este nuevo blog se quedará en esta tarde de lluvia o conseguiré escribir con alguna asiduidad las cien palabras que me he propuesto (y ya me he pasado) para soltar lo que me ronde por esta cabecita mientras me dedico a ¿poner en orden? bajar del árbol, ¿caer del guindo? cabeza arriba y ¿los pies en el suelo?... 
                                                                                                                     A vivir, sólo eso. 

No me da la vida

No. No me da la vida. Los 43 se me acercan sigilosamente, pero no me dan. Estoy llegando al punto álgido del agobio paralizante, o mínimo a ...